En 1976 se pronuncia en Sevilla el primer mitin político que se celebra en Andalucía desde la Guerra Civil, e invita a toda la oposición democrática a estar en la tribuna y a decir unas palabras, ondeando por primera vez la bandera de Andalucía en 40 años.
El PSA se integró en la Federación de Partidos Socialistas y, en las elecciones de 1977, se presenta a las elecciones generales en coalición con el Partido Socialista Popular, con el nombre de Partido Socialista Popular-Unidad Socialista. Aunque la coalición obtiene seis escaños en toda España (uno de ellos en Cádiz), el PSA no ocupa ninguno de ellos, con los que, al integrarse el PSP en el PSOE, queda sin representación.
En 1978, la Junta Liberalista que fundara Blas Infante se integra en el PSA, en un acto celebrado en Ronda el 21 de mayo. En 1979 se celebra el II Congreso del partido, añadiéndose el sobrenombre "Poder Andaluz" a las siglas ya existentes.
Las elecciones generales de ese año constituyen un relativo éxito para el partido, puesto que se consiguen cinco diputados y 326.000 votos. En las municipales consiguen 250.000 votos, ganado ayuntamientos como Jerez de la Frontera (Pedro Pacheco), Sevilla (Luis Uruñuela) y Ronda, entre otras.
El referéndum del 28-F de 1980 para la constitución de la Autonomía andaluza por la vía del artículo 151 de la constitución, normalmente reservado a las tres nacionalidades históricas, fracasa por sólo veinte mil abstenciones en una sola provincia, Almería. Visto que 54% del censo electoral defendieron el sí, la situación era insostenible para el Gobierno de Adolfo Suárez que hubiera querido que Andalucía accede a su autonomía por el artículo 143.
Entonces, el PSA encuentra acuerdo con la UCD: el andalucista Alejandro Rojas Marcos y el ministro de Administración Territorial Rodolfo Martín Villa proponen conjuntamente pasar por el artículo 144 de la constitución para otorgar el mismo nivel de competencias a un estatuto andaluz muy especial.
Ese pacto resultó fatal al PSA, ya que aunque representó el desbloqueo autonómico, una campaña desatada por el PSOE (que había aceptado esta vía) hizo aparecer al PSA como traidor a los intereses de Andalucía.
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